#Zeitgeist. #España. Madrid, la #Hostelería, la anglificación y el efecto a medio plazo de los valores de Instagram. O cómo destruir la cultura del bar tradicional como espacio de #comunidad para convertirlo en un agente de #atomización.
En la cultura tradicional a los bares «no se va a comer o a beber, que es la excusa, sino a conversar, a socializar, a compartir ratos, a arreglar el mundo, a desahogarse, a sentirse cómodo y a hacerlo en compañía. Incluso a ser feliz. No implica gastar una cantidad de dinero significativa para contar que se estuvo allí, o para ser visto allí y que otros lo cuenten. Ni tampoco es un problema iniciar una charla con gente poco conocida, o incluso desconocida, para salir de la burbuja en que se ha convertido la vida social en la gran ciudad. (...) «Eran lugares de reunión: no se trataba de tomar una caña y una tapa grasienta, sino de encontrarse con gente, a menudo al azar; eran sitios donde pasar un rato y encontrar un ambiente familiar, aunque se fuera solo. (...) La vida en la ciudad ha cambiado y la mayor parte de la gente solo quiere encontrarse con su círculo reducido. Reserva tiempo en su agenda para acudir a lugares, previa reserva, cuyos clientes se les parecen. Buscan locales o restaurantes que les resulten amables, cuyo decorado les sea confortable y les recuerde quiénes son o quiénes quieren ser. El resto de personas son parte de ese decorado, gente con sus mismos signos distintivos y con sus mismos deseos de no interactuar más que con los suyos.»
https://www.elconfidencial.com/espana/madrid/2024-08-16/bares-normales-desaparecen-madrid-precios-caros_3939533/
https://www.caixabankresearch.com/es/analisis-sectorial/turismo/radiografia-del-sector-restauracion-espana-del-bar-estrella-michelin
En la cultura tradicional a los bares «no se va a comer o a beber, que es la excusa, sino a conversar, a socializar, a compartir ratos, a arreglar el mundo, a desahogarse, a sentirse cómodo y a hacerlo en compañía. Incluso a ser feliz. No implica gastar una cantidad de dinero significativa para contar que se estuvo allí, o para ser visto allí y que otros lo cuenten. Ni tampoco es un problema iniciar una charla con gente poco conocida, o incluso desconocida, para salir de la burbuja en que se ha convertido la vida social en la gran ciudad. (...) «Eran lugares de reunión: no se trataba de tomar una caña y una tapa grasienta, sino de encontrarse con gente, a menudo al azar; eran sitios donde pasar un rato y encontrar un ambiente familiar, aunque se fuera solo. (...) La vida en la ciudad ha cambiado y la mayor parte de la gente solo quiere encontrarse con su círculo reducido. Reserva tiempo en su agenda para acudir a lugares, previa reserva, cuyos clientes se les parecen. Buscan locales o restaurantes que les resulten amables, cuyo decorado les sea confortable y les recuerde quiénes son o quiénes quieren ser. El resto de personas son parte de ese decorado, gente con sus mismos signos distintivos y con sus mismos deseos de no interactuar más que con los suyos.»
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Por qué los bares normales de Madrid están desapareciendo (y por qué son más caros)
Bares, restaurantes y catering están en un momento especialmente bueno en cuanto a recaudación. Pero las buenas cifras esconden una transformación sustancial de los establecimientos y de los hábitos de consumo