Noticias | Centro de Estudios Maximalistas
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#Italia. Colectividades como Bagnaia, ecoaldeas y grupos de cohousing intentan recuperar en la nueva legislatura la ley de «Riconoscimento Giuridico delle Comunità Intenzionali» mientras avanzan iniciativas regionales centradas normalmente en el co-housing.

Es significativo el uso del término estadounidense. «Comunidades intencionales» es un término que abarca prácticamente cualquier cosa que decida llamarse así, y la mayoría de ellas tienen formas extremadamente limitadas de comunal.

Si tuviera sentido una ley para colectividades, sería al estilo de la existente en #Israel, para facilitar la propiedad colectiva ligada al trabajo colectivo y no parece que eso pueda ser el centro en ninguna ley de «comunidades intencionales».

https://www.terranuova.it/News/Ecovillaggi-e-cohousing/Communities-for-Future-l-iniziativa-alla-Camera-dei-Deputati-per-sostenere-la-proposta-di-legge-che-riconosce-l-abitare-collaborativo
#España #Italia, las movilizaciones de la pequeña propiedad agraria y el descontento de la #Agricultura

«Pero, más allá de las asociaciones sectoriales y de los partidos, está el campo, su momento complicado y su malestar. Está fraguándose un clima distinto, que se deja sentir en varios aspectos. Uno de ellos es “la brecha generacional en las movilizaciones. Aunque tengamos que analizarlo más, parece que se está consiguiendo movilizar a gente muy joven, que normalmente no acude a asambleas o a manifestaciones”»

«Ese clima es relevante en muchos sentidos. En primera instancia porque, en el ámbito europeo, la revuelta más parecida a la española es la italiana. Comenzó más tarde que la francesa, y tras un primer instante de manifestaciones pacíficas, el movimiento se extendió por todo el país y los tractores tomaron las carreteras para ralentizar el tráfico. Un convoy se dirige a Roma, donde se espera una manifestación a gran escala con los tractores cercando la capital.»

«Sin embargo, y por más que Meloni haya mostrado su apoyo a los agricultores y haya reivindicado como una victoria la marcha atrás anunciada por Von der Leyen en la obligación de reducir a la mitad el uso de pesticidas (la típica maniobra de Bruselas: el Parlamento ya lo había rechazado y la Comisión iba a manifestarse en el mismo sentido, solo tuvo que adelantar el anuncio), los agricultores no han parado. Como en España, el sector no está unido y mezcla reivindicaciones diversas que provienen de distintos colores ideológicos, desde la extrema derecha hasta antiguos activistas antiglobalización, pasando por defensores de la agricultura ecológica o pequeños propietarios.»

«En nuestro país, la heterogeneidad, más que ideológica (que también), es territorial: cada comunidad encuentra unos puntos de fricción distintos. Los costes de la transición ecológica, las exigencias de Bruselas, la posición contra los tratados de comercio y contra la competencia desleal o las tensiones con las cadenas de distribución son transversales, pero cada uno de los territorios pone énfasis en unos y otros y añade otros factores.»

«Esa misma diversidad hace más complicado prever cuándo finalizará esta revuelta. Cuando hay un objetivo común y bien articulado (como los subsidios al combustible en Alemania), las movilizaciones se terminan cuando este se consigue. Pero cuando no existe, como es el caso español, es más difícil fijar una estación de término. Como señalan fuentes del sector, “esa falta de unidad en los objetivos puede generar frustración y desánimo y, al constatar que no se logra nada palpable con la movilización, puede provocar que la gente regrese a casa”. Pero esa misma indefinición también “genera el riesgo de que no acabe nunca; cuando se pide una enmienda a la totalidad, la gente puede estar de continuo en la calle”. Exactamente eso fueron los chalecos amarillos: un conjunto heterogéneo de personas y de ideologías, un malestar de fondo sostenido, una pluralidad de reivindicaciones que exigían un cambio sustancial de modelo y un movimiento que no pudo articularse políticamente. Esa revuelta tuvo un carácter existencial: eran gentes de un entorno que se percibía como claramente perdedor y que clamaban por no desaparecer. Mucho de esto hay en la actual revuelta española, y también en la italiana. Si este carácter se impone, las tensiones serán fuertes, porque el mundo rural estará levantado y tendremos nuestros propios chalecos amarillos varios años después»

https://www.elconfidencial.com/espana/2024-02-08/vox-sos-rural-revueltas-campo-incognitas-politica_3826321/