Noticias | Centro de Estudios Maximalistas
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El País se une a la cruzada contra «el trabajo» en general. El mensaje es el de los anarquistas y el #individualismo estudiantil más pretencioso y ñoño del 68: #trabajo = sometimiento.

Darían igual las relaciones sociales que lo enmarcasen, el tipo de trabajo, etc. La comunidad no existe, la necesidad no existe, el aporte no existe... sólo existe el individuo, sin esperanza, frente a un mundo hostil que quiere explotarlo.

Es Hobbes pasado por el 68 con referencias insultantes en su inanidad a Lafargue y La Boetie (a los que se ve que leyeron en resumen y sin entender a Maquiavelo y Spinoza para entender al segundo y a Marx para entender al primero).

El resultado... #nihilismo caviar y onanismo académico con mucha cita y poca lectura original que mira por encima del hombro a los que se levantan cada mañana a trabajar. El mejor aliado posible de las tendencias autoritarias y totalitarias, por cierto.

«No importa qué trabajo tengas, cualificado o no, manual o intelectual, sedentario o nómada. No importa si cargas cajas o enseñas álgebra, el trabajo siempre tratará de seducirte, confundiéndose con tu vida, con tu credo, con tus valores, con tus anhelos. La clave de la servidumbre no está ahora en gobernar el cuerpo con disciplinas varias, como en tiempos de capitalismo industrial, sino en gobernar las almas, esto es, gobernar el deseo. Se trata de implicar al sujeto plenamente en la conducta que ha de seguir, como explican los pensadores Christian Laval y Pierre Dardot, de relativizar en favor del capital la férrea frontera entre ocio y negocio. El amor al trabajo que denunciaba Lafargue, en suma, es una versión contemporánea de lo que La Boétie denominó servidumbre voluntaria: amar el trabajo es abrazar nuestro sometimiento.»

El nivel de ñoñería pasivo-agresiva es realmente de traca...

«Si los aprendizajes de nuestro corazón sobre la vocación y sus fanfarrias nos han llevado a estar sometidos en nombre de la libertad y la pasión, la disidencia consiste en preguntarnos si podemos amar distinto, si podemos transformar el modo en que deseamos para boicotear así la cultura de las emociones profesionales»

De luchar y trabajar colectivamente para cambiar las cosas nada, por supuesto.

https://elpais.com/ideas/2024-01-08/amar-el-trabajo-es-abrazar-nuestro-sometimiento.html